Tras la visita por Dōtonbori de la entrada anterior (el apartado 1), continuamos explorando la zona de Minami / Namba, al sur de la ciudad.



2. El templo Hōzenji. Lo encontramos escondido en un callejón próximo a la siempre activa Dōtonbori. Se trata de un templo pequeño, construido alrededor de una estatua de Fudō Myō-ō (o Acala, “el inamovible”, una de las deidades guardianas del culto budista esotérico que practica la secta Shingon de budismo japonés) totalmente cubierta de musgo. Muy cerca empieza la encantadora calle empedrada Hōzenji Yokochō, repleta de restaurantes y bares tradicionales.


3. El Teatro Nacional de Bunraku, encargado de perpetuar esta forma de teatro tradicional de marionetas (el bunraku), nacida en Osaka en el siglo XVII. Aquí lo dejo, como mero apunte, aunque prometo una entrada dedicada a esta y otras formas de teatro tradicional japonés.

4. Namba Parks, un centro comercial formado por 120 establecimientos, entre ellos un cine, un anfiteatro y un jardín en la azotea. La 6ª planta luce un despliegue fenomenal de restaurantes con especialidades del mundo entero.

5. Shinsaibashi es la principal área comercial de Osaka; combina grandes cadenas y tiendas de últimas tendencias con otras de diseño y boutiques exclusivas.

6. Amerika-mura. Este distrito comercial, que recibe también el nombre de Amemura, surgió en los años 70 como un conjunto de almacenes donde se vendían productos importados de los Estados Unidos. Hoy es el lugar idóneo para descubrir las últimas tendencias en moda y cultura seguidas por los adolescentes japoneses. Está inundado de cafeterías y tiendas de ropa nueva y de segunda mano.






7. Den Den Town. Es el distrito de las tiendas de electrónica y un paraíso otaku (los fans del manga y del anime), con un aluvión de tiendas de manga y anime, cafeterías cosplay (cosplay: subcultura basada en disfrazarse de un personaje de manga, anime o videojuego) y maid cafés (cafeterías de sirvientas).

8. El Organic Building (edificio orgánico). Declarado monumento cívico de la ciudad de Osaka, este bloque de oficinas de nueve plantas diseñado por Gaetano Pesce en 1993 tiene un exterior de acero y acabados emaltados en rojo, y está forrado de contenedores de fibra de vidrio con más de ochenta variedades de plantas y árboles autóctonos que se riegan a través de un sistema computerizado.
9. El castillo de Osaka. Rodeado por el magnífico jardín Nishinomaru, el símbolo por excelencia de la ciudad es un edificio del siglo XX que, para acabar de arreglarlo, ni siquiera es una réplica exacta del castillo original que ocupaba este mismo lugar en 1583. No obstante, considerando su historial de destrucciones y posteriores reconstrucciones (la última en 1931 y restaurada a finales de los 90), no queda más que admirarlo (¡pobre!). Precio de la entrada: 200¥ (1,5EUR).

Al sur de Namba (al sur del sur) nos quedan todavía algunas visitas interesantes. Continuamos, pues, con un templo, un nuevo distrito y una torre. Ahí va:
10. Shinsekai (“nuevo mundo” en japonés) es el nombre que recibe esta zona, construida en su momento como símbolo de prosperidad y progreso. En el corazón de este distrito se levantó la torre Tsūtenkaku (de 1912; la actual es una nueva versión de 1969). Hoy en día, Shinsekai y la torre “que roza el cielo” (traducción de su nombre japonés), patrocinada por la multinacional Hitachi, son reliquias de tiempos mejores. Aun así y a pesar de haber sido considerada durante años una zona peligrosa y poco recomendable (la verdad es que por sus calles abundan las prostitutas, los travestís y los indigentes), su fuerte identidad ha facilitado su resurgimiento paulatino. Las calles están llenas de restaurantes y tiendas de ropa a precios más que competitivos; también hay muchos cines, clubes de shogi (el ajedrez japonés) y viejas salas de pachinko.

11. El templo Shitennōji es uno de los templos budistas más antiguos de Japón (conviene tener presente que ninguno es original).
En general, considero que Osaka es básicamente una ciudad de centros comerciales. Hay para aburrir y, para aprovechar el terreno al máximo y ampliar aun más la oferta de galerías y centros comerciales, han utilizado todo el espacio del metro de forma que hay tanta Osaka subterránea como exterior. La actividad bajo tierra es colosal y lo curioso es que al cabo de un rato ya no eres consciente de que, a veces, llegas a estar a muchos metros de la luz del sol… ¡Qué cosas!




Si, como punto final al recorrido, os apetece una emoción fuerte, podéis subiros a la atracción del Namba Hips, un edificio totalmente dedicado al ocio, con boleras, restaurantes (cómo no), pachinkos, casas de té…
El punto fuerte es la fachada del edificio, en forma de caderas (hip significa cadera en inglés), por donde desciende una plataforma a toda velocidad (una caída de 74m, que se dice pronto). Precio: 6EUR.
¿Qué pensáis de Osaka? ¿Os parece interesante? ¿La visitariais? ¡Espero vuestras opiniones!
*
Yo estuve en un hotel cápsula en Osaka!!! Pensaba que me iba a dar claustrofobia y luego no me quería ir de allí jajajajja
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Natalia! Síiiii… yo hice lo mismo en Tokio. Me gustó tanto la experiencia que pasé durmiendo en la cápsula 2 semanas enteras. Comodísima. 🙂
Me gustaMe gusta