«Si tienes la suerte de haber vivido en París de joven, luego París te acompañará, vayas donde vayas, el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue» Ernest Hemingway
Que París no se acaba nunca lo tengo claro, sobre todo cuando ya relajados tras haber visitado los monumentos y museos más famosos, con las calles principales ya recorridas más de una vez llegamos a ese punto en el que nos desenvolvemos con facilidad por los diferentes barrios sin necesidad de mapa y nos reconocen en nuestras tiendas habituales.
Es entonces cuando las siguientes visitas a la ciudad de la luz se convierten en puro lujo: es mi tiempo favorito, el de repetir lugares, por supuesto, pero ante todo es tiempo de investigar, encontrar, descubrir esos rincones escondidos, alejados quizás de las rutas turísticas, lugares tranquilos y auténticos que nos brinda la ciudad cuando ella considera que ha llegado el momento, nunca antes.
Entre esos pequeños descubrimientos, que adoro, están estos tres museos, los tres únicos museos literarios de París, nada concurridos, interesantes y situados en entornos agradables y plácidos. Son el Museo de la vida romántica, la Casa de Victor Hugo y la Casa de Balzac. Empecemos.
♦ El Museo de la vida romántica (Musée de la vie romantique)
[16 rue Chaptal; metro: Blanche (línea 2)/Liège (línea 13); abierto de martes a domingo, de 10h a 18h; gratuito, excepto en los períodos de exposiciones temporales, en que los precios varían según el tipo de exposición]
Una visita al encantador Museo de la vida romántica, dedicado desde 1987 a la novelista George Sand (1804-1876), gran figura del romanticismo, nos transporta al campo. Se encuentra en un vecindario pintoresco del distrito IX, antes conocido como Nueva Atenas (Nouvelle Athènes, en línea con los gustos arquitectónicos de los escritores y artistas que allí habitaban).
«¡Seamos artistas! ¡Viva la vida de artista! ¡Nuestro lema es la libertad!» George Sand
Una bella mansión del siglo XIX situada en un bucólico patio arbolado lleno de flores muestra en su pequeña colección permanente dibujos de Delacroix e Ingres, entre otros, aunque Sand es la estrella indiscutible.

Una anécdota relatada por la escritora francesa ilustra bien los obstáculos que debían superar las mujeres que escribían: al cabo de nueve años de vida conyugal agobiante y dos hijos, se separa de su marido y se dedica a la escritura. Su suegra no tarda en pedirle explicaciones. ¿Es acaso cierto que tiene la intención de publicar libros? ¡Pero qué idea tan rara! ¡Ojalá no tenga la intención de hacer figurar su nombre y el de su marido en la cubierta! Y así fue como Aurore comenzó su carrera de escritora bajo un seudónimo y tomó la precaución de elegir un nombre masculino.

En el museo, las salas exhiben además de mobiliario y decoración vitrinas repletas de las joyas y demás objetos personales de esta valiente, e incluso un molde de la mano del compositor Frédéric Chopin, uno de sus múltiples amantes.
La joya de la corona es, además de lo evidente, el pequeño e íntimo café acristalado situado al fondo del patio, con una tranquila terraza en la que resguardarse del sofocante sol veraniego parisino ante una comida ligera, un dulce o una bebida reparadora. En primavera es, a mi parecer, cuando este pequeño oasis está en todo su esplendor y cuando mejor se puede disfrutar de la sombra y brisa del jardín con, por ejemplo, una de las múltiples obras de Sand entre las manos acompañándola de un buen té.
[Si os apetece ver una peli, os recomiendo «Pasiones privadas de una mujer» («Impromptu»; Reino Unido, 1991; dirigida por James Lapine), sobre la vida de George Sand y, en especial, sobre su relación con Frédéric Chopin]
♦ La Casa de Victor Hugo (Maison de Victor Hugo)
[6 place des Vosges; metro: Saint-Paul – Le Marais (línea 1)/Bastille (líneas 1, 5 y 8)/Chemin Vert (línea 8); abierto de martes a domingo, de 10h a 18h; gratuito, excepto en los períodos de exposiciones temporales, en que los precios varían según el tipo de exposición]

El escritor más famoso de Francia vivió en este palacete, llamado de Rohan-Guéménée, en la esquina noroeste de la place des Vosges (en época de Victor Hugo llamada place Royale) entre 1832 y 1848. Hoy en día es un museo dedicado al polifacético autor de Los miserables (Les Misérables) y Nuestra Señora de París (Notre-Dame de Paris).


La residencia consta de dos pisos de los cuales el autor habitó el segundo. El primer piso, hoy en día, está dedicado a exposiciones temporales que, normalmente, mantienen una estrecha relación con el trabajo de Victor Hugo desde perspectivas actuales.

El 25 de octubre de 1832, en medio de los ensayos de su obra El rey se divierte (Le Roi s’amuse), Victor Hugo accedió al edificio, cuyo contrato (firmado el 12 de julio de 1832) estipulaba el alquiler de un apartamento de unos 280 m². El precio anual era de 1.500 francos a pagar en cuatro plazos iguales.

La residencia fue la quinta desde su boda con Adèle Foucher, en octubre de 1822. El poeta, que se mudó muchas veces a lo largo de su vida, pasó aquí la estancia más larga.
Las numerosas transformaciones que experimentó el apartamento después de la marcha de la familia y la dispersión del mobiliario del poeta proscrito (vivió en el exilio durante años), en la subasta de 1852, han impedido reconstruir fielmente los lugares. Pero varios documentos, testimonios contemporáneos, la correspondencia y la memoria (conservada en el museo) establecida por el encerador de suelos Guigon, el empleado más antiguo de Victor Hugo, entre noviembre de 1836 y abril de 1844, permiten hacerse una idea bastante precisa del marco de vida.
Actualmente, la visita está organizada siguiendo las tres principales etapas que, según el escritor, articularon su vida: antes del exilio, durante el exilio (republicano convencido, denunció sin tregua los vicios del régimen conservador de su país; en 1859, rechazó la amnistía que le ofrecía Napoleón III) y después del exilio.


La casa contiene manuscritos y primeras ediciones de sus obras así como muchos dibujos a tinta, a veces macabros, del propio autor, que también sobresalía por sus dotes de dibujante. Se pueden ver ilustraciones de los escritos de Victor Hugo por otros artistas, incluyendo el dibujo de Émile Bayard ilustrando las primeras ediciones en francés de Les Miz de la niña Cosette barriendo la posada de los Thénardier con su escoba gigante, convertido luego en el emblema del musical más largamente representado en el mundo.


Después de vivir más de siete años en la Fallue, una casa de Guernsey cercana a la de Victor Hugo, su amante, Juliette Drouet se mudó en junio de 1864 al número 20 de la rue Hauteville, en el mismo lugar donde los Hugo habían pasado su primer año de exilio en la isla anglonormanda. Denominada Hauteville Fairy, la nueva casa fue comprada a medias por el escritor y Juliette Drouet, y esta última tenía el usufructo.
Tal como hizo en su propia residencia, Victor Hugo se encargó de la decoración de la casa de su amante diseñando los muebles y estancias e incluso tallando partes de los elementos.




Como traductora, me hizo mucha ilusión encontrar una parte del museo dedicada por completo a la labor de traducción (en especial, de las obras de Shakespeare) llevada a cabo por el penúltimo de los cinco hijos de Hugo, François-Victor Hugo. Desconocía el dato, pero parece ser que fue un profesional ampliamente reconocido y apoyado por su famoso padre. Escribió Victor Hugo que «los traductores tienen una función de civilización. Son puentes entre los pueblos. Traspasan el espíritu humano de uno a otro. Sirven para la transmisión de las ideas. Es gracias a ellos que el genio de una nación visita al genio de otra nación. (…) Superponen las lenguas unas a otras y, a veces, debido al esfuerzo que realizan por adecuar el sentido de las palabras a las acepciones extranjeras, aumentan la elasticidad del idioma» (Los traductores [Les Traducteurs]).
♦ La Casa de Balzac (Maison de Balzac)
[47 rue Raynouard; metro: Passy (línea 6)/La Muette (línea 9); abierto de martes a domingo, de 10h a 18h; gratuito, excepto en los períodos de exposiciones temporales, en que los precios varían según el tipo de exposición]
«Vivo en mi agujero de Passy como una rata…» Carta a Mme. Hańska (Passy, 31 de octubre de 1842)

En pleno corazón del distrito XVI, escondida de todas las miradas, se encuentra la Casa de Balzac, la única residencia parisina del escritor que sobrevive y la última que habitó antes de morir prematuramente a los cincuenta y un años. En 1960, tras ser adquirida por la ciudad de París, se abrió al público.

Balzac (1799-1850) vivió en Passy entre 1840 y 1847, en el segundo piso de un antiguo palacete particular dividido luego en apartamentos. El que el novelista alquiló constaba de cinco habitaciones, una cocina y dos pequeños despachos, hoy día la parte del museo abierta al jardín. Más abajo, las salas a las que conduce la escalera interior estaban alquiladas a familias o a artesanos.

El museo ocupa hoy los tres niveles de la casa hasta la rue Berton, donde una segunda entrada permitía huir al novelista (que alquiló la casa escondido bajo el seudónimo de M. de Breugnol) de los siempre inoportunos cobradores.

Su gran facilidad para, al parecer, mezclarse en los negocios más pintorescos y ruinosos, así como haber adoptado el hábito de contraer deudas para pagar otras convirtieron a Balzac en moroso crónico perseguido por los acreedores durante prácticamente toda su vida.

En la época era necesaria una contraseña para acceder al edificio y existía un pasaje secreto por el que el autor se zafaba de sus perseguidores y que conducía directamente al Museo del Vino (Musée du Vin).



Según me cuentan, los aposentos del escritor no han cambiado. Durante la visita, se puede ver parte del mobiliario y los efectos personales del escritor, todo lo que no fue subastado por Mme. Ewelina Hańska, su esposa.

«No sabéis lo que es mi vida. Cuando os escribo que no tengo tiempo ni para el simple aseo diario quizá no me creáis. Pero tened en cuenta que de quince a dieciocho horas diarias de trabajo no son suficientes, y que siempre reescribo de quince a dieciséis veces la misma página» Carta de Balzac a Ewelina Hańska (Passy, 23 de abril de 1843)
Aún puede sentirse su presencia en el estudio en el que trabajó infatigablemente hasta convertirse en el personaje de moda y autor más prolífico de París. Su asombroso rendimiento se debía al hábito de escribir alrededor de quince horas diarias mientras bebía litros de café, su adorada “tinta negra”.

«Sabed que no existe nada tan exigente como la gente de París, que le quiere a uno por entero, que solo existe soledad para un hombre que trabaja dieciséis horas diarias…» Carta a Ewelina Hańska (Passy, 25 de agosto de 1842)
Balzac escribía en completo aislamiento, por lo que la crítica se ha cuestionado tradicionalmente de dónde podía obtener el autor el aluvión de datos de todo tipo (sociedad, economía, sucesos, habladurías…) que saturan sus novelas.

«Trabajar es levantarme todos los días a medianoche, escribir hasta las ocho, desayunar en un cuarto de hora, trabajar hasta las cinco, cenar, acostarme, y empezar de nuevo al día siguiente» Carta a Ewelina Hańska (Passy, 15 de febrero de 1845)
El resto de estancias albergan numerosos cuadros y dibujos, además de la impresionante genealogía de los personajes de La comedia humana (La Comédie Humaine), uno de los mayores proyectos narrativos de la historia de la literatura.




El museo contiene también una biblioteca con más de quince mil documentos, obras anotadas por el autor y recortes de periódicos.


[Recomiendo la lectura de París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas, novela de la que he tomado prestado el título de esta entrada. La edición que tengo es la de Anagrama, 2003].
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Me ha encantado la entrada!! Gracias!! :))
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¡Muchísimas gracias, AGRO!! Me das una alegría, porque he pasado muchas horas escribiéndola. Un fuerte abrazo 🙂
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No he estado nunca en París pero despues de leer esto me han entrado unas ganas enormes.
Gracias por el contenido tan útil.
Un saludo
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¡Gracias a ti, Leticia!! Me alegro de que te sirva. Hay otra entrada sobre París a punto de salir, con información sobre sitios no tan típicos que, personalmente, me encantan. Espero que también te guste. ¡Ah! Y, por favor, no tardes en conocer París, te dejará huella.
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Total este post! todo un currazo! genial para coger ideas ! gracias!
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¡Muchas gracias!!! Me encanta que te guste, te lo agradezco de corazón. Mi intención era esa, dar ideas para que París también se pueda ver desde otras muchas perspectivas. Estoy preparando otra entrada de la misma serie, por si te apetece pasarte en breve 😉 Un abrazo y ¡felices viajes!!
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Muchas gracias por tu entrada, me ha resultado de mucha utilidad. Estoy investigando a una persona de mi ciudad Cádiz que falleció en Passy en 1851 a los 45 años de edad . En su certificado de defunción dice que vivía en rue du Seine nº 1. Con los cambios de nombre de la calle desde 1730 y la urbanización de la colina, tus fotografías, junto a otras que aparecen en la Red, me han servido para ubicar ese nº 1 muy próximo a la casa que habitó Balzac en esa misma época, en la actual calle Berton. Creo que acudió a la clínica del Dr. Blanche, situada en la actual embajada de Turquía, ya que antes de partir desde Cádiz hizo testamento tras una grave crisis de salud no especificada. Saludos y te felicito por unas fotos acertadas y un texto inteligente.
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¡Cuánto me alegro, Francisco! No se puede pedir más que un texto que has escrito ayude a alguien a guiarse, ampliar información o, como en tu caso, medie para encontrar a alguien. Muchísimas gracias por contármelo, por formar parte del blog y por haber “andado” las calles de Passy. Espero que completes tu búsqueda. Un saludo.
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