[Esta entrada forma parte de una serie perteneciente al reto que se propone en el Proyecto fotográfico de la A a la Z; haciendo clic en el enlace podrás ver las intervenciones de todas las demás blogueras]
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Yavé, el nombre propio de Dios para judíos y cristianos, está más presente que nunca durante las oraciones del viernes en el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del judaísmo por ser un vestigio del Templo de Jerusalén.
Mujeres y hombres acuden a diario y siempre por separado a ofrecer sus oraciones a Yavé, a quien le dejan peticiones por escrito en las ranuras existentes entre las piedras del Muro. Es un lugar muy especial, con una atmósfera difícil de describir, mezcla de fervor, recogimiento, familiaridad y, por qué no decirlo, cierto grado de rigidez.
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la foto impresiona, me imagino que el lugar debe impresionar aun más!
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Lai, el lugar es sencillamente fenomenal. Siempre lo tenía en mente como un sitio especial al que ir algún día; ahora es un viaje que quiero repetir. Gracias por tu comentario 🙂
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