La cantera romana del Mèdol, declarada Patrimonio de la Humanidad, es la más importante de Catalunya y una de las mejor conservadas de la antigüedad. Este monumento fue una pieza imprescindible en el gran legado de la Tarragona romana, ya que abasteció de piedra a innumerables construcciones civiles.
Tres años atrás, arqueólogos y geólogos habilitaron un itinerario que permite recorrer el espacio a pie. Para ello, se talaron doscientos árboles y se retiró la espesa vegetación que cubría toda la zona, de unas once hectáreas.

Situada a diez kilómetros al este de la ciudad de Tarragona, el Mèdol destaca por sus dimensiones (se extrajeron de ella más de 150.000 m³ de piedra).
Para llegar a la cantera desde Tarragona o Barcelona, salimos de la AP-7 por la salida correspondiente al área de servicio del Mèdol. Desde allí, hay que andar poco menos de un kilómetro hasta llegar a la puerta giratoria de entrada. El ingreso es totalmente gratuito.

El trabajo en la cantera consistía en la extracción de bloques rectangulares de distintos tamaños. Una vez descartada la capa superior, más erosionada y poco útil, con el pico se cavaban zanjas para delimitar los bloques. Después, con la ayuda de cuñas encajadas en orificios practicados en la base del bloque y percutidas estas con mazos, se arrancaban los bloques de la roca. La extracción continua y en profundidad mediante este proceso dio como resultado la formación del clot del Mèdol (clot es hoyo en catalán).

El clot del Mèdol es el área de extracción más conocida de la cantera y en donde seguramente comenzó la actividad, de manera que en el siglo I a. C. ya tendría básicamente su configuración actual. Aquí se conservan ejemplos de los diferentes estadios del proceso de extracción de la piedra, tanto frentes abandonados cuando todavía estaban en uso como frentes ya agotados donde todavía ahora se ven las trazas de las herramientas.
El trabajo en la cantera generaba una gran cantidad de restos de extracción, ya fueran pequeñas esquirlas, masas de piedra de mayor tamaño, partes de la capa superior (tan alterada que no se podía aprovechar), o bloques con defectos que los hacían inservibles. Parte de estos elementos se aprovechaban como áridos y el resto se distribuía en torno a la cantera para evitar que estorbaran u obstaculizaran la extracción.
El acceso al interior del clot se efectuaba mediante una rampa. Justo a su lado, cerca del frente de cantera, se ha identificado una pequeña estructura que probablemente era un punto de control.

El incendio que en verano de 2010 se declaró en esta zona puso al descubierto, por primera vez en mucho tiempo, los extensos frentes de cantera. Se trata de un área de la que se extraían numerosos bloques rectangulares de dimensiones considerables.

En este sector, la extracción de bloques aprovechó mayoritariamente la ladera de la montaña y, en general, fue de poca profundidad. La situación de este frente no es aleatoria sino que su orientación respecto a la principal ruta de comunicación (la Vía Augusta romana, cuyo trazado sigue vertebrando hoy en día el territorio coincidiendo en parte con la AP-7) y al mar facilitó el transporte de los bloques hasta el lugar donde se utilizaban.



El Mèdol tuvo una actividad prolongada en el tiempo que llegó hasta mediados del siglo XX. Entonces, la introducción de la pólvora y otras nuevas técnicas propició un cambio en el modo de extracción y, desgraciadamente, produjo la pérdida de las trazas de trabajos más antiguos.
En una esquina del área de servicio se ubica el aula audiovisual sobre la cantera y su actividad. Durante todo el día de hoy ha estado cerrada y no había ninguna información sobre los horarios de apertura. He preguntado y solo han podido darme un teléfono de contacto: 938 144 506 (pertenece a la empresa gestora de autopistas Abertis, con sede en Barcelona).
Otra cosa a tener en cuenta es que el paso al clot está cerrado, ya no se permite aun cuando la senda marcada llega hasta allí; sin embargo, desde hace un tiempo, cerca de la última pendiente, se ha colocado una cuerda transversal que prohíbe el descenso. Los carteles advierten que es para velar por la seguridad de los visitantes al ser una zona propensa a los derrumbes.

A pesar de lo anterior, con o sin aula y con o sin bajada al clot, la visita merece la pena. ¡Animaos!
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Esta entrada forma parte de la serie titulada «En la Tarragona romana», que sigue en construcción
En la Tarragona romana (1): la villa de Centcelles
En la Tarragona romana (2): la cantera del Mèdol
En la Tarragona romana (3): el pont del Diable
Muy interesante! Estos romanos hicieron maravillas en todos los lugares donde estuvieron!
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¡Y que lo digas! Menos mal que podemos verlo, Ana. Gracias por comentar, como siempre.
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