Torre Abbey (pronunciación aquí) es el edificio más antiguo de Torquay además del monasterio mejor conservado de los condados de Devon y Cornualles; sin embargo, para los vecinos de esta ciudad, es un sitio entrañable y querido en el que disfrutar de bellos jardines, obras de arte o de un suculento cream tea. Porque este es un lugar con muchas facetas: primero fue un monasterio medieval, luego una casa familiar a gran escala y, por último, un edificio histórico con grandes jardines y una nutrida galería de arte.

UN POCO DE HISTORIA
La fundación de Torre Abbey tuvo lugar el 25 de marzo de 1196 con la llegada de un abad y seis canónigos de la orden Premonstratense (también llamados canónigos blancos) a Torre (el área de donde derivaron los posteriores nombres de Torquay y Torbay [distrito municipal o borough de Devon que comprende las localidades de Torquay, Paignton y Brixham, y se encuentra ubicado sobre la bahía de Tor, en el Canal de la Mancha]). Les enviaron desde la abadía de Welbeck, en Nottinghamshire, después de que el señor del feudo de Torre, William Brewer, les regalara unas tierras. Con el tiempo, la abadía creció y prosperó hasta convertirse, en el siglo XV, en la más rica de la orden en el país.

Después de la disolución de los monasterios en la década de 1530 Enrique VIII desmembró la hacienda de Torre Abbey; conservó los edificios de la abadía y sus tierras durante unos años, pero en 1543 los vendió a Sir Hugh Pollard, uno de los señores más poderosos de Devon. En 1598, después de un corto período a manos de Edward Seymour, primer conde de Hertford, los edificios y tierras fueron adquiridos por Thomas Ridgeway, un joven abogado de una rica familia local. Fue él quien transformó algunas partes de la vieja abadía y las adaptó para convertirla en una casa familiar para él y su esposa. Sin embargo, sus ambiciones hicieron que se mudara pronto dejando Torre Abbey ocupada los siguientes cincuenta años por arrendatarios mayoritariamente dedicados a la fabricación de sidra.
En 1662 la familia Cary adquirió la propiedad (concretamente Sir George Cary de New Parke, Hampshire) por 4300 libras, y habitaron Torre Abbey durante casi tres siglos convirtiéndola en la mejor casa de Torquay.

Los Cary eran señores de tierras vecinas, miembros del parlamento, sacerdotes y militares. Por su condición y sus relaciones al más alto nivel, las apariencias eran importantes, con lo que la abadía debía renovarse regularmente para seguir las últimas tendencias. A través de los años y gracias a las transformaciones realizadas por los sucesivos herederos de la familia, el edificio alcanzó el aspecto de una genuina mansión georgiana que escondía bajo las capas de maquillaje lo que fuera la parte sur de un monasterio medieval.
Los visitantes más refinados a Torquay gustaban de hacer una parada en Torre Abbey. Todo debía estar siempre en perfecto estado para reflejar claramente el estatus de sus dueños. A lo largo del siglo XVIII los Cary vivieron tranquilamente como terratenientes en la propiedad, que se abastecía por sí misma, recibiendo grandes ingresos de los arrendatarios de su vasta hacienda.
A principios del XIX George Cary IV pasó a ser el propietario de Torre Abbey, empezó a reunir una importante colección de pinturas e hizo grandes reformas en la casa. Alrededor de 1820, la esposa de George lo convenció para trasladarse al novedoso West End londinense y la abadía pasó a ser una casa de veraneo.
El siguiente Cary en heredar la propiedad, Henry George Cary, presenció cómo el aislamiento y la privacidad del que habían disfrutado hasta entonces se veían seriamente amenazados con la transformación de Torquay de un pequeño pueblo pesquero a un centro turístico elegante y en boga. Se construyeron nuevas hileras de casas adosadas y chalets en las lindes de sus posesiones y se aprobó la construcción de una carretera costera que cruzaba sus tierras y destruía sus hasta ahora ininterrumpidas vistas al mar. A pesar de luchar hasta la extenuación contra la construcción de la vía, Henry George no pudo evitarla y fue tal su disgusto que quedó postrado en cama falleciendo poco después, a los 39 años de edad, a solo unos pocos días del inicio de las obras de la carretera, dejando esposa, seis hijos y un séptimo en camino.

El principio del fin había llegado. El mayor de los hijos del malogrado Cary, Robert Shedden Sulyarde Cary, era demasiado pequeño para hacerse cargo de la herencia, así que se encargaron de ella su madre, Emily Munro Shedden, y el padre de esta. Sin dotes para la administración, entre los dos llevaron las finanzas familiares prácticamente a la bancarrota.
Ante tal panorama los Cary tuvieron que dejar Torre Abbey, subastar todo su contenido y pasar a alojarse en pensiones. Con las cuentas saneadas, el heredero volvió a una casa que había estado quince años deshabitada y que ya había perdido la mayor parte de sus tierras. A su muerte, la casa pasó por algunos Cary cuyas economías no podían hacer frente a lo que suponía vivir en una propiedad como esa.
En 1929 y tras el fallecimiento del capitán Lionel Coxon Cary, su hijo, el comandante Henry Lionel Meyrick Cary, no tuvo más remedio que desprenderse de Torre Abbey a causa de los elevados impuestos de sucesión que la casa acumulaba. Un año después, la propiedad (que por entonces había quedado reducida ya a la casa y el parque) pasó a manos de la autoridad local por solamente 40 mil libras y fue convertida en galería de arte y museo. Con el paso del tiempo y tras descubrirse que el edificio amenazaba ruina, se emprendió en 2005 un proyecto de remodelación que lo mantuvo cerrado durante tres años. En el proceso, partes hasta entonces desconocidas del antiguo monasterio salieron a la luz, con lo que, desde su reapertura, muchas de las secciones más antiguas de la abadía están a la vista del público por primera vez, permitiendo a los visitantes explorar las mismas raíces de esta magnífica fundación.
MI VISITA
• Entrando en Torre Abbey ∴ Hasta llegar al edificio propiamente dicho, hay primero que recorrer zonas verdes por doquier; algunas son campos de golf, otras bosques y el resto parques y jardines. Resulta un placer caminar por cualquiera de ellas teniendo en cuenta, además, que la propiedad se encuentra frente al mar.

Como es natural en una propiedad tan extensa, existen diversas entradas que permiten ver el edificio principal desde distintos puntos de vista.


Mi visita comenzó con un buen café en la bonita cafetería que ocupa el espacio correspondiente a las tres últimas ventanas del edificio blanco que se aprecia en la foto de abajo, anexo a la casa principal.
La construcción de piedra de la izquierda es el llamado «Spanish Barn» (granero español). El granero de la abadía es uno de los ejemplos de granero inglés medieval mejor conservados que existen. Las enormes puertas dobles situadas en paredes opuestas permitían que el carro tirado por caballos se descargara y saliera sin necesidad de girar. La era se extendía entre las puertas, aprovechando así la corriente de aire.


El Spanish Barn recibió este nombre después de que sirviera de prisión para los tripulantes de la fragata Nuestra Señora del Rosario, uno de los 150 buques de la Armada Invencible. La Rosario colisionó con otro barco y su capitán se vio obligado a rendirse ante Francis Drake. De toda la tripulación, 397 fueron hechos prisioneros y conducidos al granero de la abadía.
En la década de 1870, cuando el granero ya no se necesitaba para guardar grano, la familia Cary lo usó primero como establo y, con los años, como garaje para alguno de sus autos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Torre Abbey fue requisada por las Fuerzas Aéreas Británicas (RAF) y el granero se utilizó como gimnasio.

La puerta de entrada medieval es la única que sigue en pie de las tres que originalmente se construyeron como defensa. Data de 1375, cuando la abadía era vulnerable al ataque de los piratas desde el mar. El arco pequeño estaba dedicado al acceso de peatones y el más grande al de carros y caballos.
• De abajo hacia arriba ∴ La admisión de visitantes a la casa histórica y sus jardines está en el flanco oeste de Torre Abbey, justo al traspasar la puerta medieval. Estaba preparando un billete de diez libras (vale 7,85 la entrada de adultos, 6,45 la reducida y es gratis para los menores de 18 años) cuando se me ocurre contarle a la chica de la tienda de recuerdos que hace las veces de taquillera que pienso escribir sobre mi paso por la abadía en mi blog, a lo que me dice tan tranquila que siendo así puedo entrar gratis. ¡Mejor recibimiento imposible!

Las dos salas abovedadas a cada lado del hall son criptas, construidas sobre 1230 y de las pocas de este tipo que han sobrevivido en el país. En la religión medieval, el este se asociaba a las zonas sagradas de iglesias y monasterios, mientras que el oeste representaba la parte menos sagrada. El oeste limitaba con el mundo exterior, así que las habitaciones directamente ligadas a las necesidades diarias, como cocinas y bodegas, se situaban aquí.
Los hermanos laicos eran en su mayoría analfabetos y se ocupaban del servicio de la abadía. La cripta de la imagen siguiente era su refectorio; en ella se sentaban a comer. A mediados de 1300, cuando estos hermanos dejaron de formar parte de la vida de la abadía, el refectorio se convirtió en una estancia para los criados o un refectorio para huéspedes.

Con 26 canónigos y 50 criados más los huéspedes, todos ellos requiriendo comida y bebida a diario, se necesitaba un espacio grande para gestionar y guardar las provisiones. El canónigo encargado de estos menesteres usaba esta segunda cripta para guardar cerveza, sidra y vino, partir el pan que suponía la base de su alimentación, y decidir qué cantidad de lo producido en la abadía podía venderse en el mercado.

Ambas criptas exhiben hoy en día los hallazgos que se hicieron durante las excavaciones de 2005 en el claustro y la sacristía de Torre Abbey.

La figura del caballero de la imagen siguiente quedó hecha pedazos cuando la abadía fue saqueada en la disolución de 1539. Los trozos de piedra se recuperaron de las ruinas en la década de 1980.

Las efigies eran comunes en las tumbas durante el Medievo para mostrar el aspecto en vida del difunto. Sin embargo, esta efigie en concreto fue probablemente realizada solo unas décadas antes de ser destruida, tal vez como monumento a quien hizo posible la fundación de Torre Abbey, William Brewer.
Los Cary y el catolicismo
Cuando Sir George Cary I compró Torre Abbey en 1662, los católicos eran perseguidos por rechazar la Iglesia de Inglaterra y los sacerdotes se arriesgaban a ser encarcelados o incluso ejecutados. Sir George construyó una capilla secreta en la buhardilla para poder oír misa con su familia y tuvo la buena idea de emplear a su primo, el canónigo Edward Cary, como sacerdote evitando así levantar sospechas por ser un miembro de la familia.
La mayoría de sacerdotes católicos se formaban en Europa para luego emplearse en las casas de familias católicas adineradas y sortear la discriminación de que eran víctimas los católicos sin recursos. Los criados de los Cary eran en su mayor parte católicos, probablemente para mantener sus actividades religiosas ilegales en secreto.
La capilla
Una vez que el Papa finalmente aceptó a Jorge III como legítimo monarca del Reino Unido, los Cary respiraron tranquilos y se atrevieron a construir una nueva capilla, esta vez a la vista de todos los visitantes de la casa, provista de grandes ventanales y de un altar con un ábside semicircular.

La capilla fue el primer lugar de culto católico de Torquay. Aunque era privada, los vecinos del pueblo eran bienvenidos hasta que los mismos Cary construyeron una iglesia católica en la vecindad en 1854.
El vestíbulo
Desde el exterior las escaleras de piedra conducen hasta una puerta de roble medieval con la aldaba original. Al entrar en el vestíbulo los visitantes monásticos podían usar el lavamanos antes de sentarse a la mesa.


El comedor
1776 fue un año de renovaciones en Torre Abbey: dos zonas de la casa principal se transformaron en una nueva capilla y un gran comedor estilo Adam de techos abovedados. El de hoy en día es muy parecido a esa primera sala con la chimenea, las puertas de caoba, las molduras y el friso originales.

El salón de baile
Con sus elegantes proporciones y su magnífica decoración, el salón de baile supone un sorprendente contraste con el resto de la abadía. Se construyó a contrarreloj a finales de 1800, cuando la familia Cary decidió que festejarían el próximo cumpleaños de su invitado, el conde de Saint Vincent, con una semana de celebraciones para lo que un salón de estas características resultaba esencial.
La autoridad local tuvo claro desde el mismo instante en que adquirió Torre Abbey que el salón de baile funcionaría perfectamente como salón de actos de la alcaldía, uso que, a día de hoy, se le continúa dando.


La galería de los 800 años (The 800 Years Gallery)
El último piso de la casa principal, que originariamente estaba destinado a las habitaciones de los criados, es una gran sala interactiva con objetos históricos, retratos, obras de arte y paneles informativos dirigidos a contar la historia de Torre Abbey desde su fundación.
La galería está dividida en cuatro secciones codificadas por colores, cada una de las cuales se centra en una parte de la historia. Por encima de todo destaca, sin lugar a dudas, la gran sorpresa del caballero parlante, que no es otro que Thomas Ridgeway, el decidido abogado que vio en Torre Abbey un lugar donde trasladarse con su familia.


Las galerías de arte
A principios del siglo XX los residentes más acaudalados de Torbay solían donar obras de arte en beneficio de la comunidad. Cuando la autoridad local compró Torre Abbey a la familia Cary se encontró con el escenario perfecto para abrir formalmente la abadía al público en forma de galería de arte previo pago de la correspondiente entrada, lo que sucedió cuatro años más tarde.
La que hoy en día es la tercera mayor colección de arte del condado de Devon se centra en pintura paisajista, de escenas marineras y pintura de género (un tipo de obra artística, principalmente pictórica, en la que se representan escenas cotidianas en interiores o exteriores) realizada por artistas británicos. Es particularmente rica en obras del siglo XIX que reflejan el gusto de aquellas familias de la burguesía, a menudo procedentes de Londres, que compraron villas en Torquay cuando esta se puso de moda como centro vacacional de invierno.
Pasé horas deambulando por las diferentes salas, cada una de las cuales muestra el desarrollo de Torquay de pequeño pueblo pesquero a destino vacacional de la Riviera inglesa, y leyendo sobre la historia de cada pintura. Podéis encontrar la selección de las obras que más me impactaron ya fuera por su temática, su peculiaridad, el uso del color o el trazo en la nueva sección del blog [entrada].
La colección escultórica dedicada a Frederick Thrupp (The Thrupp Collection), que tuvo una exitosa carrera en la Inglaterra victoriana, proporciona una aproximación única a la forma en que un maestro escultor desarrollaba sus ideas desde el dibujo inicial hasta completar la obra.

En la galería Burne-Jones (The Burne-Jones Gallery), uno de los artistas más influyentes y reconocidos de su tiempo famoso por haber recuperado la tradición medieval de los vitrales en Reino Unido, se exhiben siete bocetos a lápiz con el nombre de «Los planetas», que son los diseños preparatorios para una vidriera.

No todas las colecciones de Torre Abbey pueden mostrarse en sus galerías; sin embargo, es posible acceder a las obras guardadas siempre que se avise con un mes de antelación. La galería Entre bastidores (Behind the Scenes Gallery) del primer piso alberga pinturas en un sistema de extracción – inserción permitiendo a los visitantes acceder a las obras que no se exhiben en la principales galerías.
• Las ruinas de la abadía y los jardines ∴ Como la mayoría de monasterios, Torre Abbey consistía en cuatro largos edificios alrededor de un claustro.
Quedan en pie algunos restos de la Sala capitular. En este lugar se reunía la comunidad de monjes con el abad para hacer el capítulo, es decir, la reunión cotidiana de los canónigos en la que se recordaban las escrituras de la regla adoptada y se conversaba sobre asuntos concernientes al monasterio y sus habitantes. Las reuniones se celebraban generalmente después de la misa, por la mañana, con los monjes sentados a lo largo de los muros por riguroso orden de antigüedad. Se terminaba el acto con la confesión pública de los monjes que desearan acusarse a sí mismos de las faltas cometidas o desearan denunciar a algún otro compañero, caso este último en que debía omitirse el nombre.


Los jardines de detrás de la casa principal se crearon en primer lugar en lo que había sido el cementerio de los canónigos durante la época monástica. Durante la época de los Cary se plantaron flores, se cultivaron verduras e incluso un viñedo. Tras su venta a la autoridad local, los jardines se abrieron al público con el nombre de «Jardines educativos» (The Education Gardens). Actualmente, esta zona está siendo rehabilitada y el jefe de jardinería trabaja codo con codo con un comprometido grupo de voluntarios.

Los jardines, que han recibido diversos galardones, disfrutan de un cultivo orgánico y del clima suave de la Riviera inglesa, que propicia el desarrollo de plantas poco usuales.





No tuve la oportunidad de entrar en The Rockery o jardín de rocas porque estaba en obras como también lo estaban otras partes de los jardines.
Mención especial merece la morera de la entrada este de Torre Abbey, única superviviente del par plantado en 1827 para celebrar las nupcias de Henry George Cary y Emily Munro Shedden, que es el árbol más antiguo de toda la propiedad.


El rey Jacobo I (King James I) hizo populares las moreras entre la alta burguesía inglesa cuando, en 1608, ordenó plantar 10 mil de ellas cerca de lo que hoy en día es el Palacio de Buckingham, en Londres, para luego venderlas y así favorecer la producción de seda en Inglaterra. Desgraciadamente, se trataba de moreras negras y los gusanos de seda prefieren alimentarse de las blancas, conque los planes comerciales del monarca fracasaron (eso sí, después de que cortesanos y ricos terratenientes se vieran obligados a comprar y plantar los árboles del rey).
Como colofón, al terminar la visita y salir por la misma puerta por la que entré, la chica de la taquilla me entregó un pliegue de folios con planos extra del edificio y un montón de información sobre las plantas venenosas del jardín de Agatha Christie que, según parece, habían recopilado los seguidores de la escritora para las visitas guiadas durante el International Agatha Christie Festival [entrada del blog]. ¡Se había molestado en buscar el archivo e imprimirlo para mí y estaba esperando que saliera para dármelo! Seguimos en contacto desde entonces 😉
MÁS INFO:
Página web de Torre Abbey (en inglés) – http://www.torre-abbey.org.uk/
Facebook de Torre Abbey – https://www.facebook.com/torreabbey
Turismo de Torquay (en inglés) – http://www.torquay.com/
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