Huir de Venecia suena, quizá, a locura. La bella ciudad de agua, con sus palazzi, monumentos, grandes edificios y recónditas callejuelas, y su impresionante e imperdible piazza San Marco es una joya, pero la marea constante de visitantes y sus numerosísimos «imprescindibles» pueden hacerla agotadora.
Sin embargo, incluso este hándicap queda resuelto en la singular laguna veneciana: cuando necesites tomar aire y descansar de la concurrida Venecia, puedes ir saltando de isla en isla hasta llegar a las más tranquilas (incluso desérticas), como Mazzorbo, al ladito mismo de la colorida Burano.

Ambas islas están conectadas por un bonito puente de madera, la pasarela a la tranquilidad, a la quietud más absoluta y tan de agradecer en medio de un viaje.
♦ Si quieres ver las fotografías de todas las participantes, haz clic aquí
♦ Si quieres conocer más sobre este proyecto, lee esta entrada
♦ Para ver todas mis aportaciones, busca «Proyecto fotográfico de la A a la Z» (1ª o 2ª edición) en «En este blog se habla de» del menú lateral
*